El libro del autor libanes Nassim Nicholas Taleb, “Antifrágil”, que se publicó en el 2012, ha saltado repentinamente a la fama, convirtiéndose en todo un fenómeno a nivel mundial. Con la crisis del coronavirus, contienen valiosas ideas para hacer rente a la actual situación de incertidumbre.

Aunque como autónomos no manejamos grandes capitales ni seguramente lo haremos en un futuro cercano, la volatilidad del mercado actual es igual para todos, para los grandes y los pequeños. Cualquiera que ofrezca hoy en día sus servicios o productos en el mercado, sin importar el tamaño de su empresa, se enfrentará al mismo problema, un consumidor temeroso por el coronavirus, que ante la duda de cómo se comportarán las cosas en los próximos meses, prefiere retardar sus compras. La sociedad española en general, intuyendo que la crisis económica, ha aumentado en un 30% el ahorro familiar en lo que va de año 2020, según informan los últimos estudios. No está de más estar al día sobre cómo los más grandes del mercado se preparan para abordar esta incierta travesía del desierto.

Antifrágil

El libro Antifrágil, publicado en el 2012, contiene importantes ideas para afrontar esta época de incertidumbre. Los más importantes hombres de negocios en los cinco continentes, lo considera el libro de referencia para abordar esta nueva crisis mundial cuyas imprevisibles consecuencias nadie es capaz de definir. Antifrágil es el segundo libro de este autor y continuación de un primero llamado El Cisne Negro. En él Taleb planteaba el problema de las repercusiones que podría causar un acontecimiento que nadie pudiera prever, como por ejemplo, una pandemia. En su segundo libro, Antifrágil, ofrece una solución definitiva: Cómo obtener beneficios del desorden y el caos, al tiempo que nos protegemos de las fragilidades y de los acontecimientos adversos.

Taleb considera que lo “antifrágil” se beneficia de los shocks, la incertidumbre y el estrés, del mismo modo que los huesos humanos se robustecen al hacer ejercicio. En este libro nos explica como pasar de ser alguien que intenta no romperse, a ser alguien que crece con la adversidad. La novedad de su planteamiento estriba en romper con la dinámica de intentar ser resistente, buscando que desarrollemos una mentalidad que nos permita crecer cada vez que la situación se ponga difícil. Curiosamente, nos dice, que para que un sistema sea “antifrágil”, la mayoría de las partes tienen que ser frágiles. Estos sistemas funcionan porque desarrollan una capacidad extra ante las situaciones de estrés, crean a partir de lo que se rompe. No se trata de algo que resiste cuando recibe impactos, sino de algo que crece cuando recibe impactos.

Las cosas que se benefician del desorden

Lo “antifrágil” sobrevive y florece en el desorden, siendo inmune a los errores de predicción. Sumamente ambicioso y multidisciplinario, Taleb nos alecciona sobre cómo comportarnos e incluso prosperar en un mundo que no comprendemos, demasiado incierto para poder predecirlo. El mensaje es revolucionario: Lo que no es “antifrágil” perecerá con toda seguridad. El mejor ejemplo de un sistema “antifrágil” es la evolución de las especies, que se han ido transformando en la medida que iba cambiando su medio ambiente.

El concepto de “antifragilidad” se apoya en la idea de que existen los llamados “Cisnes negros”, que son eventos que destruyen las nociones con las que se trabajaba hasta el momento, una situación que podría ser perfectamente la que ha creado el coronavirus. Por ejemplo, si tienes un trabajo que te requiera estar presente en un espacio físico concreto o pagar un alquiler, tienes un gran problema. Pero si por el contrario puedes trabajar desde cualquier lugar, podrías incluso dedicar el tiempo que usabas en el transporte para trabajar más horas o para crear nuevas ideas. Ese es el problema que tienen los negocios no escalables, con la misma cantidad de trabajo siempre dan iguales resultados. Son completamente diferentes a aquellos trabajos en los que uno realiza una cosa y luego esta sigue creciendo por su cuenta, como sería por ejemplo anunciar un producto en internet.

La principal dificultad para aplicar este concepto es que una vez que entendemos la importancia de ser “antifrágil”, no lo llevamos a todas las aéreas de nuestra vida. Hay que recordar que trabajo y vida personal están dentro del mismo sistema, viven juntos, si le queremos sacar partido a esta innovadora forma de entender el mundo.